De las muchas formas de traicionar

Fourie y Sobron

Como prometí en la última entrega de este relato dinámico, describiré en esta parte la maniobra concebida y ejecutada por abogados y funcionarios franceses con la complacencia de funcionarios argentinos para separarme de mis hijos y llevárselos a Francia empleando medios truculentos para lograr lo que no pueden conseguir siguiendo los procedimientos legales: .

Reitero que esta odisea que me hacen vivir ya no se trata más de una mera disputa entre particulares, el asunto pasó a ser de interés internacional y son los estados quienes tallan en la cuestión como lo demostraré mas adelante.

Para que mis lectores puedan entender mejor la secuencia de este complot perverso e inhumano es necesario un breve repaso del contexto histórico antecedente.

Hecho 1: Separación de cuerpos y el retorno a la Argentina con mis hijos.

Hecho 2: Intento de acuerdo de divorcio, fracasado por la negativa de JD a colaborar financieramente con la manutención de los niños.

Hecho 3: Mal aconsejada por mi abogada francesa pido la tenencia de los niños (que de hecho ya tenía por la autorización de JD)ante un juzgado de Francia que sorprendentemente falla a favor de mi ex marido sin mencionar para nada la autorización conferida.

Hecho 4: Envalentonado por esa sentencia JD gestiona por intermedio de la Cancillería francesa el retorno de los chicos a Francia.

Hecho 5: La Cancillería argentina rechaza de frente el pedido fundamentando esta decisión en el hecho de que el padre había consentido ante el Consulado argentino en París la radicación permanente de los niños en este país con su madre.

Hecho 6: Mi ex cónyuge inicia entonces una acción judicial ante un juzgado de familia argentino para que los niños sean reintegrados a su país. Simultáneamente inicia el juicio de divorcio ante un juzgado de familia en Francia.

Hecho 7: Mi ex cónyuge pierde el juicio por restitución en Argentina y la Cámara de Apelaciones establece que la residencia legal de los niños es la Argentina, sentencia que es convalidada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Hecho 8: Por el contrario, la justicia francesa falla a favor de JD en el juicio de divorcio, sosteniendo curiosamente que, si bien el padre consintió la radicación permanente de los chicos en Argentina, “permanente” no quiere decir para siempre sino “por un largo tiempo” y que por lo tanto los menores tienen que volver a su país. Parece que en Francia tienen un diccionario propio diferente del que funciona en el resto del mundo.

Hecho 9: Mi ex marido inicia en Argentina un juicio civil en base a la sentencia de Francia para que sea reconocida por nuestro país y los chicos sean devueltos

Hecho 10: Simultáneamente me denuncia ante una fiscalía penal en Francia argumentando que estoy incumpliendo la sentencia de la justicia de ese país y por consiguiente estoy reteniendo ilegalmente a nuestros hijos en Argentina. Para justificar la denuncia presenta la sentencia francesa y oculta la sentencia argentina.

Hecho 11: El Cónsul francés se entromete en una causa judicial argentina y un funcionario argentino lo apoya delante del juez que entiende en la causa.

Hecho 12: El Canciller argentino reconoce ante mi abogado y un senador nacional que está recibiendo fuertes presiones del estado francés para que gestione el retorno de los chicos, pero arteramente no dice nada de la denuncia que ya estaba en su conocimiento.

Estos son los hechos concretos. Ahora pasaré a establecer las relaciones entre ellos que me llevaron a concluir que existe una conspiración como afirmé en la entrada anterior.

En primer lugar y para ir poniendo las cosas en su lugar señalo que tanto el Canciller como su subordinado tienen fuertes lazos con el estado francés.

El Canciller fue varios años embajador argentino en ese país, y el Director de asuntos consulares fue cónsul en París, dos de sus hijas viven en esa ciudad y van a colegios de alto nivel en los cuales solo se entra por recomendaciones de personas muy influyentes.

En posesión de ese dato no puede extrañar a nadie que el Canciller (que ahora no lo es más desde el cambio de gobierno) envíe al Director de asuntos consulares al juzgado a defender impúdicamente los intereses de ciudadanos franceses desacreditando de paso la actuación de las autoridades diplomáticas y de la justicia argentina, todo ello en presencia de  un cónsul extranjero y su comitiva.

Frente a la gravedad de la situación mi abogado presentó un escrito a la Cancillería en el que pidió que se informe a la Fiscalía francesa  – por intermedio de las autoridades diplomáticas – la existencia a) del rechazo del pedido de reintegro por parte de la República Argentina y b) de la sentencia de la Corte Argentina  a fin de que se archive la denuncia por inexistencia de delito.

Paralelamente solicitó que se me brinde asistencia diplomática en mi carácter de ciudadana argentina a fin de reparar esta iniquidad. No hubo respuesta durante meses. De pronto mi abogado recibe una nota del Director de Asuntos Jurídicos en la que le pide que diga que quiere que haga la Cancillería al respecto.

No es una broma, meses después de que mi letrado le pidiera que me defiendan indicando cual era el camino que debía seguir la Cancillería argentina le vuelven a preguntar lo mismo como si él fuera el funcionario competente.

Aunque a primera vista parezca una tomadura de pelo, no lo es.  Obviamente se trata de una argucia de la Cancillería para que pase el tiempo y la justicia penal argentina ordene la remisión del expediente a Francia para que siga el juicio en mi contra y me condenen.

Mientras tanto mi abogado pelea con denuedo en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires sin lograr que los jueces tomen en cuenta en lo más mínimo la sentencia de la Corte que me autoriza a permanecer con mis hijos en la Argentina, alegando que lo actuado en base al pedido de la fiscalía francesa se trata de un procedimiento “de rutina” y que no tienen porqué meterse en cuestiones internacionales ajenas a su competencia. Si, ajenas a su competencia.

Que se esté endilgando a un ciudadano argentino un crimen que manifiestamente no cometió según la ley argentina no es de la competencia de la justicia de la Ciudad.

En síntesis, todos los órganos argentinos que me debían defender me dejaron no sólo librada a mi suerte sino que cooperaron para que los conspiradores logren su objetivo de ponerme entre la espada y la pared.

Remitiéndonos a los hechos concretos queda bien en claro que el los abogados de JD que tienen fluido contacto con gente del gobierno francés y la Cancillería francesa pergeñaron este plan infame que echaron a andar con la cooperación tácita del Canciller y el Director se Asuntos consulares argentinos.

Que el gobierno francés, presionado por sus amigos de la multinacional Orange S.A. (donde trabaja JD) impulse esta maniobra deleznable exasperado por el desafío de una madre extranjera, que los abogados de mi ex marido busquen estas tretas sucias para tratar de ganar por izquierda lo que no pueden ganar por derecha es absolutamente comprensible, no soy una adolescente sorprendida ante la realidad del mundo, pero que los funcionarios argentinos presten sus servicios rastreramente para que la conspiración progrese tirando la piedra y escondiendo la mano es francamente vomitivo y repugnante a todo sentido de nacionalismo.

Aquí ni siquiera sirve de excusa el remanido expediente de los «compromisos internacionales» al que frecuentemente se recurre para justificar actos de dudosa justicia, porque en este caso hay de por medio un fallo de la máxima autoridad judicial argentina que ningún compromiso internacional  puede pasar por alto porque implica desconocer su autoridad jurisdiccional. 

Claro está que la historia de nuestro país lamentablemente está plagada de ejemplos de funcionarios públicos que traicionando la investidura otorgada por el pueblo perjudicaron los intereses de sus connacionales a quienes debían defender así que no hay mucho de que sorprenderse. 

Pero como dice el refranero popular Dios no quiere cosas puercas, vinieron las elecciones generales, la coalición que sostenía en el cargo a los funcionarios perdió y fueros eyectados de sus cargos sin miramientos. Poco después apareció la pandemia que dejó todo paralizado aquí y allá, pero seguramente la lucha continuará  – con otros actores y quizás con otras características dado que como es de prever se avecinan profundos cambios en el mundo – porque la injusticia y los abusos del poder no se terminarán fácilmente. Continuará.

 

 

 

 

 

 

 

Se corre el telón de la maniobra

Dos meses después de la reunión con el Canciller recibí la citación de un juzgado penal de la Ciudad para declarar como imputada en una causa iniciada por supuesto “impedimento de contacto”. Dedujimos con mi abogado que se trataba de otra movida de los letrados de mi ex cónyuge en el contexto de su estrategia de acoso permanente.

Efectivamente era así, pero ni nos imaginamos que esa citación era la primera parte del plan de acoso sistemático desplegado desde los poderes públicos de Francia con la connivencia de nuestra embajada y de las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país.

Este episodio nos confirmó que detrás de esta denuncia, del pedido de audiencia del Cónsul para entrometerse en el expediente judicial y el inexplicable alegato del funcionario enviado a la audiencia por el Canciller efectivamente existía una estrategia del Estado francés con la colaboración de las autoridades locales con una hoja de ruta que persigue el retorno de mis hijos sin importar los medios que se empleen.

Iniciando ese guion estratégico JD me había denunciado a principios de 2018 en París ante la policía por, según él, no cumplir con la sentencia de divorcio, a la que ya me he referido en capítulos anteriores, en la que un tribunal francés en un fallo despectivo decidió que los niños debían residir en la casa del padre. JD consideraba que al no cumplir el fallo yo estaba obstruyendo la comunicación con sus hijos.

Obviamente se ocupó cuidadosamente de ocultar en la denuncia la existencia de la resolución de la justicia argentina que estableció la residencia legítima de los chicos en la Argentina.

La cuestión es que con ese motivo un fiscal de París abrió un expediente y cursó en ese año un pedido a nuestra Cancillería para que por intermedio de la justicia penal argentina se me tome declaración como imputada en un crimen que no cometí.

Hasta aquí digamos que la cosa iba por carriles normales, pero la vergonzosa actuación posterior de las autoridades del Ministerio argentino puso blanco sobre negro que se trata de un plan conspirativo concebido y ejecutado con el fin de presionarme para que acceda a entregar a mis hijos.

El requerimiento del fiscal francés llegó a la Cancillería a mediados de junio de 2018 pero ladinamente y como parte del plan ni yo ni mi abogado fuimos anoticiados en ningún momento de esa solicitud.

Por el contrario, con una velocidad inusual ese organismo pasó el asunto a los tribunales sin cumplir con la vista al Ministerio de Justicia que exige la ley de tramitación de solicitudes de asistencia extranjeras.

A pesar de ello por razones de competencia el trámite demoró hasta el mes de junio de 2019 en llegar hasta el juzgado que finalmente me citó. Es decir, que en marzo 2019 cuando mi padre se reunió con el Canciller por mi tema éste ya estaba sabiendo desde el año anterior que había esta denuncia, pero no le dijo una palabra sobre su existencia.

La intromisión del Cónsul en el expediente y el discurso del funcionario en mayo 2019 se debieron entonces a que la tramitación de la solicitud del fiscal de Francia se estaba demorando demasiado en la visión del gobierno francés. Sus operadores locales – el Cónsul y sus cómplices argentinos – tenían que hacer algo para demostrar que se estaban ocupando del asunto.

Como los bárbaros franceses han consagrado el “juicio en ausencia” – o sea que aunque el acusado no esté en la audiencia para defenderse el trámite sigue igual – es obvio que la finalidad de esta operación es colocarme en la calidad de condenada para pedir mi extradicción y obligarme a llevar a los chicos a Francia.

Como saben que la extradicción no va a correr porque hay una sentencia argentina que me respalda, la alternativa es pedir mi captura internacional por Interpol impidiendo por lo tanto mi salida del país con el fin de perjudicarme laboralmente hasta que claudique y les entregue sus súbditos, mis hijos.

Toda esta maniobra internacional fue perpetrada con la colaboración de funcionarios argentinos con un estado extranjero para vergüenza de nuestra nación como explicaré con detalle en la próxima entrada.

 

 

 

 

Una conspiración internacional

GettyImages-HG0656-001En mi última entrada, hace ya varios meses, dejé el compromiso de relatar crudamente como se entrelazan intereses extranjeros con los de algunas personas de este mi país, que traicionan no sólo a connacionales, como es mi caso, sino que también traicionan a la misión que les ha sido encomendada por el Estado, poniendo sus intereses particulares sobe los intereses nacionales.

No pude sentarme a escribir en este tiempo porque todo fue muy vertiginoso, se acumularon persecuciones laborales, elecciones presidenciales, nuevas genialidades judiciales de los abogados de mi ex consorte y el fin de la primaria para Constantino, con el trajín de buscar escuelas secundarias apropiadas para chicos disléxicos.

Pero ahora que el COVID-19 azota a nuestro país y dejó en suspenso las maniobras aprovecho el confinamiento obligatorio dispuesto por las autoridades en que me encuentro para continuar el relato de lo acontecido, que dicho sea de paso fue bastante intenso.

Si hace diez años alguien me hubiera dicho que iba a ser objeto de una conspiración internacional me hubiese reído a carcajadas. Sin embargo aunque parezca sicodélico esa es la realidad que hoy me toca vivir.

Vayamos por partes. Primero contaré como siguió la saga que protagonizó el Director de Relaciones Consulares de la Cancillería argentina en el Juzgado donde se tramita el juicio que, entre tantos otros, me hizo JD para modificar el régimen de comunicación con los niños.

Recordarán que conté el tipo se presentó sin invitación en la audiencia para descargar – delante de un representante del Estado francés y varios de sus asesores – un alegato a favor del derecho que tiene JD a que los niños vuelvan a Francia denostando a la Cancillería y a la Corte Suprema.

Por esa razón mi abogado consiguió por intermedio de un senador nacional una audiencia con el Canciller para plantearle la irregularidad de la conducta de su subordinado. El Canciller concedió la audiencia y mi abogado y el senador fueron al piso 12 del edificio de la Cancillería argentina donde para su sorpresa fueron recibidos en primer lugar por … el mismo funcionario que había protagonizado el hecho que provocó la reacción de mi letrado!

Primera señal de que la cosa venía mal parada. Durante toda la espera el tipo trató sin éxito por todos los medios de indagar a que venían los peticionantes de la audiencia. Después de una media hora la secretaria anunció que el Canciller los iba a recibir en ese momento. Los visitantes de levantaron para ingresar al despacho y para su sorpresa fueron seguido por el mismo funcionario que motivó la queja que acto seguido … se sentó al lado del Ministro.

Mi abogado comenzó su exposición manifestando su extrañeza por la irrupción del Director en la audiencia y por su defensa del derecho de un extranjero. Ni bien pronunció mi nombre el Canciller lo interrumpió para decir que estaba perfectamente interiorizado del caso C. c/ G. y para comentar que había tomado una trascendencia internacional de alto voltaje a tal punto que en un una reunión celebrada en un viaje a Francia en el que acompañó al presidente Macri el mismísimo Canciller francés le había pedido que interviniera a fin de que los niños puedan viajar a ese país.

– En ese sentido estamos sufriendo constantes presiones del gobierno francés para que se llegue a un acuerdo entre los cónyuges que incluya el viaje de los niños a Francia – agregó.

Esa declaración equivalía a una confesión de la más alta autoridad argentina en materia de relaciones exteriores de que la intromisión en el juicio de régimen de comunicación llevada a cabo por su subordinado fue pergeñada por él mismo en connivencia con las autoridades francesas para presionarme a fin de que yo consintiera el retorno de mis hijos a ese país perdiendo el amparo del fallo de la justicia argentina.

Mi abogado le explicó que, en primer lugar JD no quería ningún arreglo, y en segundo que habiendo una sentencia en Francia que lo favorecía en cuanto a la custodia de los niños sería de una ingenuidad supina enviar a los niños a ese país para que nunca vuelvan y que esa es la maniobra que las autoridades francesas pretenden realizar bajo el supuesto pedido de “vacaciones” en Francia.

La reunión terminó poco después sin ningún avance y sin ningún pedido de disculpas por los funcionarios como si rebajar a la Nación al nivel de comadronas de barrio e interferir con la justicia fuera algo absolutamente normal. Por suerte ambos funcionarios fueron virtualmente barridos del poder.

Como ya hace diez años que comenzó este relato seguramente mis lectores no lo recordarán, pero en el capítulo titulado “Extorsión a la francesa” subido en el mes de marzo de 2013 ya afirmaba sin dudar que la pelea no era sólo contra un esposo maniático y su ejército de abogados sino contra el mismo Estado francés, que a pesar del tiempo transcurrido – mas de diez años – persiste en su objetivo de arrancar a los niños de mi lado y llevarlos a su territorio.

Obviamente no puede esperarse otra actitud de un Estado con graves problemas demográficos debido al envejecimiento de su población porque las mujeres francesas no quieren tener hijos, por ende la pirámide demográfica se achata y el sistema previsional va rumbo al colapso. La consecuencia es que necesita desesperadamente la sangre joven de los hijos que varones franceses han engendrado con mujeres latinas y de otros países que consideran subdesarrollados.

Sucede entonces que las necesidades demográficas llevan al estado francés a poner sus intereses por sobre la obligación moral de respetar principios de humanidad consagrados en los tratados internacionales en los que el principio básico es el respeto por el interés superior del niño.

Por si ello fuera poco mi abogado tiene la firma presunción de que JD le pidió a altos directivos de Telecom France (hoy se llama Orange S.A.), una de las empresas más poderosas de Francia, que por medio de sus vinculaciones con el poder político al más alto nivel (léase Macrón) intercedan para presionar a la Cancillería argentina y lograr el retorno de los chicos..

Es decir que confluyen las maquinaciones de JD, de directivos de Orange S.A. y del gobierno francés para tratar de doblarme el brazo y castigar mi atrevimiento quitándome a mis hijos por haber tenido la osadía de oponerme a sus designios imperiales. ¿Seré tan importante? Como verán, no es una lucha menor la mía.

Quien conozca la historia del pueblo francés sabe de su brutalidad, su sanguinaria prepotencia y las intrigas con que fueron construyendo su imperio a fuerza de derramar sangre por todo el globo conocido en esa época, lo que no le impidió a gran parte de él claudicar vergonzosamente ante el avance alemán durante la primera guerra mundial.

Aunque parezca exagerado los vestigios de esa barbarie siguen presentes en el ADN de sus habitantes como lo demuestra el hecho de que Francia es uno de los países más reacios a cumplir los tratados internacionales y más prepotentes a la hora de exigir a otras naciones su cumplimiento.

Pero lo que nunca me imaginé que en un pueblo con tintes de nacionalismo como el nuestro funcionarios argentinos se iban a prosternar ante sus exigencias e iban a traicionar su misión de defender en todos los órdenes y niveles los intereses de la Patria que los vio nacer y les concedió el honor de representarla ante el mundo.

 

Vivir bajo amenaza

sicopata

De algún modo todos los seres humanos pasamos nuestra vida bajo amenaza desde el instante mismo en que nacemos. Infortunios, enfermedades, pobreza, desastres naturales, accidentes etc. están siempre a la vuelta de cualquier esquina,

Por fortuna mecanismos psicológicos insertados sabiamente por la naturaleza en nuestra mente inhiben la percepción de esas probabilidades, ya que de otro modo la angustia consecuente seria tan intensa que no tardaríamos mucho en suicidarnos.

Pero a medida que crecemos y maduramos aparecen amenazas mas reales derivadas de las relaciones con otros seres humanos, la mayoría de las veces producto de nuestras propias elecciones y decisiones.

Puedo hablar de esto por experiencia propia, porque vivo hace diez años bajo la amenaza permanente de ser separada de mis hijos por parte de un sicópata con el que estuve casada que motivado por su despecho feminoide ha hecho de perseguirme y mortificarme la razón de su vida, tarea en la que cooperan con gran entusiasmo actores institucionales tanto de Francia como de la Argentina como relataré a continuación.

Una puede pensar que de tanto soportar permanentemente la amenaza podría llegar a  acostumbrarse, pero no. Es una presión constante y abrumadora.

Dicho lo anterior, paso a relatar lo ocurrido a partir de un juicio promovido por mi ex marido supuestamente para lograr un régimen de visitas amplio que le permita llevarse a los chicos “de vacaciones” a Francia … y nunca más devolverlos, por supuesto.

En ese juicio repentinamente aparece en el expediente una nota del cónsul francés en Buenos Aires pidiendo una audiencia con el magistrado para “constatar el estado de salud física y moral” de mis hijos.

Pasaré por alto los detalles de este vodevil para ir a lo que realmente importa. Se hizo la audiencia a pesar de la oposición de mi abogado, concurrieron el cónsul, su asesor legal y una asistente social del consulado por una parte, por otra la abogada de JD, el defensor de menores y la asistente social que supervisa las visitas, el juez y mi letrado.

Y aquí viene la sorpresa, aparece en la audiencia un alto funcionario de la Cancillería argentina y sin decir agua va le pide al juez la palabra y se despacha con un encendido discurso a favor del derecho del ciudadano francés, afirmando que fue ignorado por las autoridades argentinas.

El funcionario, después de decir que venía enviado por el mismismo Canciller, denostó sin filtro al cónsul argentino en París que había otorgado la autorización de residencia permanente de los chicos en Argentina a pedido del padre, a la funcionaria de la cancillería argentina que en 2011 rechazó el pedido de restitución, a la jueza que dictó la primera sentencia, a la Cámara de Apelaciones y a la mismísima Corte Suprema diciendo que todos se habían equivocado y que nadie se había tomado el trabajo de revisar bien la documentación porque si lo hubieran hecho los niños debían haber sino retornados a Francia porque el padre nunca autorizó que vivieran en Argentina y que cuando firmó la autorización el cónsul argentino en París de ese momento lo había confundido al no explicarle bien que estaba firmando su consentimiento para que los chicos vivan con la madre en Argentina.

Mi abogado estaba estupefacto. Que un funcionario de la Cancillería argentina viniera expresamente a alegar en favor de un sujeto extranjero en contra de una ciudadana argentina y descalificando hasta a la Corte Suprema no estaba en sus libros. Cuando pidió la palabra y empezó a refutar cada uno de los dichos del funcionario éste visiblemente molesto comenzó a farfullar frases ininteligibles interrumpiendo al letrado y cuando vio que se quedaba sin asunto le pidió permiso al juez para retirarse. En otras palabras como se dice coloquialmente vino a tirar la rata muerta sobre la mesa y se rajó.

Un episodio extrañísimo que nos dejó a todos asombrados e intrigados. Estuvo mal el juez, que le permitió vomitar toda su perorata sin pararlo, porque supuestamente la audiencia era para tranquilizar al cónsul francés sobre “la salud física y moral” de sus conciudadanos no para tratar abiertamente de influenciar al magistrado. Semanas más tarde vendría la explicación de esta intervención de la Cancillería que para nada fue un exabrupto sino que estaba fríamente calculado en el marco de una operación política de alto nivel destinada a complacer a funcionarios franceses como relataré en una próxima entrada porque es de película … de terror.

Por ahora sólo contar que la cara del Cónsul francés cuando vio entrar en la sala a Constantino con su metro 75 a los 12 años y Claudine desenvuelta como una diva que le estaba haciendo el favor de escucharlo fue para alquilar balcones. Es que el perverso de mi exmarido le había pedido que intervenga porque los chicos tenían “retraso madurativo” y no eran «atendidos debidamente» y se encontró con dos personitas más saludables que él mismo y sumamente inteligentes. La maldad humana no tiene límites, no respeta ni a los niños y no tiene el menor reparo en usar la mentira y toda la porquería que encuentra a mano para lastimar y mortificar al objeto de su obsesión, o sea quien escribe estas líneas.

Pero como relataré más adelante este asunto de mis hijos en realidad sorprendentemente ya trascendió las fronteras de un litigio particular entre dos personas para convertirse en un asunto entre Estados donde tengo que luchar no sólo contra el continuo asedio judicial de mi ex cónyuge, no sólo contra el estado francés, sino ahora también contra la complicidad de … ¡Funcionarios de mi país!

Que no tienen empacho en utilizar su posición y los mecanismos estatales para favorecer oscuros intereses foráneos aunque ello importe perjudicar a mi familia y poner en duda la idoneidad de funcionarios y magistrados argentinos.

Una película sin final

hikikomori
Si alguna vez tuve la esperanza de que un día se terminara la persecución de mi ex marido y esta angustia de no saber que va a pasar con mis hijos debo decir que, si me pasó, fue un sueño de verano.

Cuando la Corte Suprema argentina dio por tierra con la pretensión de JD de llevarse los niños a Francia por cierto sentí un gran alivio y por un momento tuve la ilusión de que podríamos llegar a un acuerdo, ilusión que duró menos que un suspiro

Fracasada su intentona de quitarme a mis hijos en castigo por haberme resistido a su esquema mental machista y violento y a sus tácticas psicológicas luego se vino con el subterfugio de la ampliación del «régimen de visitas» que ya relaté en otra entrada, para lo cual contrató a una abogada «especialista» que intente persuadir a los jueces de que lo dejen llevarse a los chicos de «vacaciones» a Francia. Por supuesto para no traerlos nunca más escudándose en la sentencia francesa que lo favorece.

Ahora en vista de que su avivada no tiene muy buen pronóstico se vino con otra: pretende que se ejecute en la Argentina la sentencia a su favor que obtuvo en Francia, país que, como dije, tiene como política de estado retener a cualquier costo los niños franceses en su territorio por dos motivos: el envejecimiento de su población y la avalancha inmigratoria procedente de África y de los países árabes, que ya representan un importante porcentaje de su composición demográfica y en unos años más la igualarán.

En el curso de este nuevo  ataque judicial  se produjo una importante novedad que me despierta mucha preocupación. La señora jueza que entendía en la causa se jubiló y fue reemplazada por un suplente cuya actuación me genera serias dudas sobre su imparcialidad, razón por la cual mi abogado lo recusó para que se aparte del expediente.
En breve relataré el episodio judicial que despertó mis sospechas sobre el juez y que fue el primero que me abrió los ojos sobre algunos aspectos de este asunto que luego resultaron realmente sorprendentes porque me revelaron la dimensión de los intereses en juego que provocaron la irrupción desembozada de la política al más alto nivel en la lucha por mis hijos. Hasta ahí yo pensaba que lo mío era un asunto privado exclusivamente judicial con esporádicas injerencias diplomáticas. Estaba totalmente equivocada.

La última mirada de Blue

Para salir un poco de los temas judiciales que seguro aburren a los lectores de este blog voy a relatar una historia que en cierto sentido desnuda los agujeros oscuros de la personalidad de quien hoy pretende castigarme sacándome a los chicos, y de mínima, tenerme en un estado de angustia permanente con la espada de Damocles de la justicia que nunca se sabe para donde va a disparar.

En la Argentina yo tenía una perra que se llamaba Blue. Era una dálmata. Sensible, cariñosa, le gustaba tomar sol, acompañarme. Perdía cantidades industriales de pelo, tanto que parecía que había nevado sobre el piso, por lo general al cambiar las estaciones, pero también si se ponía nerviosa.

Con su hocico siempre rosado y sus ojos coquetamente delineados como con rimmel.

Vivió 15 años, porque la tuve que dormir, pero por si fuera por ella hubiera vivido 100 más. Era correntina, palo duro de roer. Pero corriendo gaviotas en la playa se rompió los ligamentos cruzados de las dos rodillas cuando tenía dos años. Y el veterinario me anunció que a los 4 ya no iba a poder caminar. Pero gracias al amor y a los cuidados llegó a los 15. Y hubiera podido llegar a muchos más si no hubiera sido por la negligencia de lo que la cuidaron en mi ausencia durante un viaje, y mea culpa, mi credulidad.

Y por eso, a pesar de que la eutanasia era inexorable, yo siento que la maté. La maté con mi falta de personalidad para salir de la jaula psicológica en que me había metido mi ex marido.

Era una perra que vivía por mí. Y yo me abusé, no cuidé ese hilo de vida que la mantenía. La dejé con personas que me hacían sentir que yo era nula y que ellos la iban a cuidar mejor. Y cuando volví, un mes después, mi perra no podía caminar. No la habían cuidado como yo les había explicado y la artrosis había avanzado mortalmente. Ella ya tenía 13 años, pero antes de ese mes fatídico, le daban 7 u 8 de edad. ¿Hace falta decir que fueron mis suegros quienes la condenaron a sufrir una tortura cotidiana?

Un año me pasé tratando de recuperarla. Un buen veterinario, acupuntura y moxa le permitieron recuperar la movilidad de las articulaciones. Ejercicios en una pileta especial para perros, le devolvieron algo de músculo.

Y entonces me quedé embarazada y ya no tuve la fuerza para seguir con estos tratamientos. Sólo me quedaba la fuerza para sacarla 2 veces por día haciéndole bajar escalón por escalón 4 pisos (no había ascensor) y luego subiendo escalón por escalón.

A mi cuarto mes de embarazo la situación se volvió critica. Era el bebé o la perra. Y cuando la perra no quiso que la acariciara de tanto dolor que tenía, mi corazón explotó. Sentí toda la impotencia del mundo de darme cuenta que estaba en una situación sin salida y quien la iba a pagar con su vida era el ser que más cariño y amor me había dado en mi vida: mi Blue. Ni siquiera tuve el valor de pedirle perdón, porque sé que es imperdonable haber confiado en dos personas sin el menor sentimiento por los animales. ¿Como alguien inteligente, con amplios estudios, con sólidos vínculos familiares, puede caer en tal situación? ¿Irse a 13 000 km de su familia y de su país, sin desearlo? A un departamento en un 4to piso sin ascensor a pesar del problema conocido de su perra. Con un marido que una vez en su territorio mostró su verdadero ser, violento, manipulador, autoritario. ¿Es raro volverse tan vulnerable? Embarazada, con un hijo de 2 años, sin trabajo (por licencia pero sin trabajo al fin), sin familia, sin amigos, sin alguien con quien contar …

Y ese marido, que me mortificó durante años gritando a la perra y por la perra. Y esa perra que a pesar de todo lo quería. Y para quienes no creen que sea tan malo, el día que la durmieron a mi perra no pudo dejar de lado su egoísmo. No pudo dejar que vaya al veterinario con mi perra. Y tuvo que ser él el que estuvo delante de la perra. El que Blue miró antes de morir.

¿Como voy a estar sorprendida que me quiera sacar los hijos, si en su egocentrismo sin medida se tuvo que llevar hasta la última mirada del ser que él sabía era el que yo más quería? La última mirada de mi Blue fue para preguntar porqué yo no estaba ahí para despedirla.

Pero eso no es todo. Este sicópata después lloró una semana por mi perra como después lloró delante de las juezas para conmoverlas y que me fallen en contra! Y eso no le bastó.

Un mes después … cuando yo todavía tenía el corazón en carne viva, mirando una película donde el protagonista detalla como la mirada cambia en el momento de morir, el manipulador – porque no tenía ninguna otra razón que el placer de que fregármelo por la cara – me hace el “comentario” de lo doloroso que fue ver eso mismo en los ojos de la Blue y que él fue lo último que vio mi perra.

¿Qué necesidad de lastimar a una persona embarazada de 6 meses con recuerdos dolorosos y para colmo meter dedos en las llagas del dolor de tener que sacrificar a un ser querido y encima recordarle el hecho de no haber estado delante de su mirada? Ahí aprendí que siempre hay margen para ser más ruin.

La manipulación emocional, la violencia moral, es algo que debería ser penalizado más seriamente, destruye vidas. Las marca para siempre. Por mis hijos intento todos los días nunca más terminar en una situación donde me tenga que sacrificar yo u otra persona a los designios de un desequilibrado. Y es muy difícil, pero tengo la fuerza que me dan mis hijos y por eso me los quiere sacar.

Perdón Blue. Sé que estás en el cielo porque todos los perros van ahí, pero igual te pido perdón por haber sido débil y crédula a costa de tu sufrimiento. Te sigo queriendo con todo mi corazón.

 

 

Racconto

hostigamiento-laboralCuando empecé a escribir este blog la idea era contar mis peripecias matrimoniales en Francia para poner sobre aviso a mujeres jóvenes que antes de contraer un compromiso tan serio como el matrimonio y antes de tener hijos en países extranjeros vean con detenimiento todos los aspectos del paso que van a dar porque la imagen que se tiene en general de la vida en los países desarrollados no se ajusta a la realidad y además sus leyes, hábitos y costumbres difieren mucho de las que rigen en países latinoamericanos.
Pero nunca pensé que el paso del tiempo iba a confirmar tan brutalmente las prevenciones que yo tenía al respecto.La mujer que deja su propio país para casarse y radicarse en otro está dejando mucho más que su terruño, abandona su familia, sus amigos y todo lo que le es conocido para ingresar en un mundo muy diferente no sólo por su organización social y el idioma sino por una multitud de factores le que resultan tan extraños e inquietantes como su idiosincracia forjada en guerras, dominación y sangrientas conquistas.
Pero en lo que individualmente importa es que la mujer que se radica en el extranjero queda económicamente subordinada a su marido porque se imaginarán que si conseguir un trabajo razonablemente remunerado para una extranjera es normalmente difícil, lo es mucho más en un país con profundas raíces machistas, como por ejemplo Francia, donde hasta las mujeres son machistas y peor aún cuando su economía no anda muy bien.
Además, salvo raras excepciones, en muchos casos el marido hará todo lo posible para convertir a su mujer en una perfecta ama de casa e incrementar su dependencia obstaculizando cualquier intento de desarrollo personal.
Claro está que esta conducta no es enteramente su culpa, porque a su vez él está forjado en una matriz social que le exige mantener a la mujer bajo sus zapatos y que el desarrollo personal de su consorte sea «supervisado».
Así son las cosas que una ignora cuando se larga a la aventura de extraditarse voluntariamente en pos de una supuesta vida conyugal normal en un país supuestamente más civilizado, todas creencias que el paso del tiempo y los sufrimientos derrumban sin piedad ni bien aparece la dura realidad que una ve cuando ya es tarde y la jaula está cerrada.
Porque pasa como el cuento de la rana hervida, no te tiran de golpe en el agua hirviendo, sino que la van calentando de a poco y cuando te diste cuenta ya no te quedan fuerzas para saltar.
Los machos alfa se saben todas las tácticas para ir de a poquito sorbiéndote el cerebro hasta convertirte en una especie de ente y lo peor es que no te das cuenta, y si te das cuenta no tenés a quien recurrir, finalmente lo naturalizás y si alguien de afuera no te abre los ojos seguís pensando que lo que te pasa es algo normal y tenés que bancártelo.
Yo desde que retorné a mi país estoy en tratamiento terapéutico para salir del deterioro psicológico porque mi ex marido casi me había convencido de que era una incapaz que más o menos no hubiera sobrevivido si no hubiese tenido su protección.
Tengo un título universitario y una especialización en La Sorbona pero él se las arreglaba para menospreciar constantemente mi origen argentino y todo lo que podía darme algún viso de independencia y para tenerme ocupada en nimiedades para que no tuviera tiempo de pensar ni hacer alguna cosa que me permitiera emplear mis conocimientos y mi capacidad de trabajo.
Es lo que hacen muchos esposos me dirán, y es cierto, pero no es lo mismo cuando estás absolutamente sola y no tenés algún ancla familiar cercana que te ayude a enfrentar la situación, te ves atrapada en una gran cárcel a miles de kilómetros de los que te pueden ayudar.
No digo que en todos los casos sucede ésto, pero puede suceder, y más vale tomar todas las precauciones posibles para evitar sorpresas que luego causan mucho dolor y frustración en una película sin final, porque los machos alfa no pueden admitir que rompas el cerco y convierten su despecho casi femenino en una causa irrenunciable y te persiguen todo el tiempo y en todas las formas para golpearte donde más te duele que son los hijos.

Un breve intervalo

dia-de-la-madre
Antes de seguir con mi relato quiero rendir un modesto homenaje a mi mamá que además de enseñarme cosas que me guiaron en la vida me acompañó siempre sobre todo en los momentos más difíciles. Tuvo el valor de enfrentar a mi ex marido en una situación límite en un país extraño y luego la fuerza de apoyarme sin condiciones, albergarme en su casa con mis hijos durante tres años y bancarme meses mientras yo buscaba trabajo, entre otras muchas cosas que hizo por mí y por mis hijos.
Conozco varios casos parecidos al mío en que los padres se desentendieron de la suerte de sus hijas, algunos por no tener recursos otros por miedo a meterse en cosas que no podían manejar, pero por suerte la mía se puso la situación al hombro y me dio el coraje que necesitaba para terminar con la situación de abuso psicológico que padecía desde varios años y que me dejó rastros que aún hoy transcurridos nueve años estoy tratando de superar con ayuda terapéutica.
Hoy, día de la Madre, para muchos será solo un cliché o un símbolo,pero para mí está lleno de un contenido emocional particular porque estoy recordando todo lo que mi mamá hizo por mi bienestar y mi felicidad sin condiciones ni claudicaciones.
Porque cualquier discurso se vería pobre para describir mi agradecimiento por el amor que me diste sólo digo ¡Gracias Mamá! ¡Felicidades en tu día!

Que nueve años no es nada

JuezaClaudine ya cumplió nueve años. Cómo pasa el tiempo! La traje a la Argentina cuando tenía un mes de vida, es decir que hace nueve años que estoy soportando la persecuta judicial, la amenaza permanente y la violencia de género económica de JD y veinte desde que lo conocí en Cuzco.

Es curioso, aunque el tango dice que veinte años no es nada yo siento que todo eso quedó en la prehistoria, como si en lugar de veinte años hubiera pasado un siglo y a veces me pregunto si en algún momentos hubo en realidad amor entre nosotros aunque ya no tiene importancia porque si lo hubo quedó sepultado en el pantano del odio y las pasiones malsanas que le brotaron a JD cuando vio la separación como un desafío a su poder patriarcal.

Durante todo este tiempo de pelea judicial se hizo el distraído con su obligación alimentaria, pero mi padre, atinadamente me parece, entendió que no había margen para abrir un nuevo frente litigioso mientras se peleaba por la permanencia de los chicos en Argetina, hasta que concluido el juicio de restitución el año pasado le inició un juicio de alimentos y radicó una denuncia penal por incumplimiento de los deberes de asistencia familiar.

La justicia civil lo condenó a pagar una mensualidad en euros que no cumple y la penal le concedió una probation, es decir que en lugar de ir a juicio debe cumplir unas condiciones ridículas (por ejemplo avisar si cambia de domicilio) fijadas por la jueza que lo único que quería al igual que la fiscal era sacarse de encima el fardo de un farragoso juicio contra un extranjero.

Es increíble como un sujeto puede reírse en la cara de la justicia argentina y no pasa nada como se estuvo viendo en los últimos años en este país. Claro está que como él tiene en Francia una sentencia a su favor – que es una burla al derecho argentino – cuando se manda la ejecución allá la justicia francesa la rebota sin miramientos.

Pero eso no es lo más malo, sino que cuando viene de visita todavía sus abogados bajan escritos llenos de pretensiones por su «derecho a la comunicación» con sus hijos.

¿Quien puede creer que un padre al que no le importa si sus hijos comen o pasan hambre, si van o no a la escuela, si tienen asistencia médica cuando están enfermos se preocupa por sus hijos? Si,señor, los tribunales argentinos lo creen o hacen como que le creen.

Lo gracioso es que el supuesto defensor de los niños dictamina que debe hacerse lugar a lo que pide mi ex marido porque viene desde muy lejos a ver a sus hijos. Que evada dolosamente sus obligaciones parentales parece que tiene menos importancia que sus derechos, pero el defensor se escuda en que él «es el defensor del derecho de comunicación de los niños con el padre».

En definitiva para la justicia de Francia no importa si los chicos se mueren de hambre o pasan enfermedades, (si quieren comer que vuelvan es el mensaje) y para la argentina no se le puede restringir el derecho a la comunicación con los niños.Ergo, el señor hace lo que le place mientras la señora justicia en Argentina muerde el freno de la impotencia para hacer cumplir sus fallos y en Francia les da lo mismo que los chicos vivan, mueran o pasen necesidades en otro país.

Mientras tanto hace nueve años que yo trabajo, de mamá a tiempo completo, y literalmente de sol a sol para pagar no sólo los alimentos,la vivienda, el médico, la escuela etc. sino además los tratamientos para la dislexia que sufren mis dos hijos – que no son baratos – heredada del padre que me lo ocultó maliciosamente durante diez años.

En fin, que no se trata sólo de que lidiar con un sicótico que convirtió la persecución de su ex esposa en la razón de su vida sino que además hay que bancarse la impotencia de los tribunales para hacer real justicia.

Pero no me quejo, sólo expreso mi enojo por estos atropellos consentidos por quienes deberían ponerle coto, porque cualquier sacrificio que deba hacer está compensado por haber podido escapar, yo de una vida que se estaba convirtiendo en un martirio y que me dejó hondos surcos psicológicos, y mis hijos de criarse en una cultura retrógrada, prepotente e insensible.

Una movida que genera sospechas

portada_2.jpg_525981578Pocos meses después de perder categóricamente el juicio de «reintegro de hijo» JD despidió a sus abogados por incompetentes. Es sabido que los psicópatas nunca tienen la culpa de nada, la culpa de lo que les pasa siempre la tienen otros.

A renglón seguido no tuvo mejor idea que contratar a una abogada que se vende como la mejor especialista del país en la materia gastando en sus suculentos honorarios el dinero que debería aportar para el bienestar de sus hijos.

El objeto aparente es aceptar la radicación definitiva de los chicos en Argentina pero con la condición de tener un régimen de comunicación estable que le permita llevárselos a Francia «de vacaciones» dos veces por año, obviamente para no devolverlos nunca más ya que tiene en Francia una sentencia que lo favorece.

Pero detrás de esa aparente resignación a aceptar el fallo de la justicia argentina sospechosamente contrata a una profesional que intervino como apoderada de un padre en un caso que tuvo amplia repercusión periodística.

Luego de llegar a un acuerdo judicial en la Argentina sobre la tenencia de dos niños de corta edad con el asesoramiento de esa abogada, al llegar la madre con ellos a Brasil donde acordaron la residencia, el señor D., cliente de esta letrada, defraudó a la justicia argentina, se rió del defensor de menores, violó todos los términos del acuerdo y desapareció de ese país con rumbo desconocido llevándose a los infantes.

Tras casi un año de desesperada búsqueda la familia logró que Interpol lo localizara y detuviera … ¡En Hong Kong!

Hasta ahí debió viajar la madre con ayuda de sus familiares, que hasta tuvieron que vender una casa para afrontar los gastos, e iniciarle un juicio para que los chicos sean retornados al Brasil.

Es de imaginar lo que sufrió esa madre viviendo y litigando meses en un país con leyes, costumbres e idioma totalmente desconocidos, pagando traductores, abogados locales y cuantiosos gastos del juicio sin saber cual sería el resultado del litigio.

Pero la cuestión era tan grosera que finalmente la jueza de Hong Kong ordenó la inmediata repatriación de los menores que volvieron con ella al Brasil donde trata hasta hoy infructuosamente de radicarse con ellos a la Argentina donde tiene su familia.
Ciertos audios que de casualidad cayeron en poder de la progenitora con diálogos entre la abogada y su cliente ella está segura que la maniobra del Sr. D. fue pergeñada por la profesional y ejecutada con su colaboración.

Así que JD contrató precisamente a esa «especialista» que por cierto tiene contactos en varios países, lo que por supuesto despertó en mi la sospecha fundada de que tras la pantalla del «régimen de comunicación» se esconde el verdadero objetivo que es violar la sentencia judicial argentina y con el «debido asesoramiento» llevarse clandestinamente a mis hijos a Francia donde lo protege la justicia de ese país.

Por esta circunstancia mi padre – mi abogado – que también tiene contactos, se ve obligado a monitorear sus movimientos todo el tiempo que está con los chicos cada vez que viene de visita a la Argentina para prevenir cualquier intento de JD de repetir la repudiable maniobra del cliente de su nueva abogada.