Derechos semi-humanos

Lamento actualizar este blog con tanta demora, pero … los chicos crecen, cada vez tiene más exigencias y hay que cuidarlos más de modo que el tiempo que me queda es bastante escaso porque termino el día realmente reventada y sin ganas de nada.

Constantino ya cumplió 6 años y Claudine 3, están hermosos y sanitos aunque revoltosos y desobedientes. El padre sigue sin mandar un peso para su mantención, quizás creyendo que con esa táctica extorsiva me va a quebrar. Pero siento que mis hijos me dan una fuerza increíble para resistir en esta lucha desigual en la que no sólo tengo que pelear contra JD sino contra la brutalidad, insensibilidad y cobardía de juezas, ¡Sí, mujeres! francesas y argentinas.

Y ni que decir como me alientan la paciencia y el cariño de mis padres, sin la ayuda de los cuales no hubiera podido liberarme y liberar a mis niños de la ira y el resentimiento de un personaje que se volvió alienado y vengativo.

Mientras, seguimos esperando que él se digne responder si acepta o no el acuerdo propuesto a sus abogados argentinos respecto de la tregua judicial por dos años. Su silencio me hace pensar que no lo va a aceptar y va a esperar el resultado del juicio de divorcio en el que tiene evidentes ventajas desde que se tramita en París.

Sobre eso, en estos días estuve leyendo algunas notas sobre quejas de familiares de personas presas por haber participado en la represión ilegal de los 70’s en cuanto a sus derechos humanos que dicen no ser respetados por las autoridades, y eso me hizo pensar sobre este tema con relación a mi situación personal y familiar.

Primero, que yo sepa, dado que el derecho es una creación humana para poder convivir sin matarse los unos a los otros no hay derechos que no sean humanos, así que nunca entendí la razón del agregado “humanos”. ¿Los animales tienen derechos? ¿O los vegetales, o las piedras? Quizás por “humanos” se quiere significar “naturales” o comunes a cualquier persona desde su aparición en la vida.

Pero si es así, la sustitución de “naturales” por “humanos” encierra una gran falsificación porque al mismo tiempo que muchos se rasgan las vestiduras por lo que califican como violaciones a los derechos “humanos” miran indiferentes como se violan derechos naturales, cuando no cooperan activamente para desconocerlos, sin que se les mueva un pelo.

Eso habla a las claras que en realidad el ser “humano” todavía no llegó a serlo totalmente y que su parte animal predomina sobre el atributo que supuestamente lo convierte en una especie superior del mundo animal, es decir, la inteligencia.

O sea que para no tener que reconocer los derechos naturales el hombre inventó los derechos “humanos” que desconocen en gran medida a aquellos.

Por ejemplo, mis hijos tienen el derecho natural fundamental de vivir hasta su juventud junto a quien los tuvo nueve meses en su cuerpo y les dio la vida, como sucede en la naturaleza, pero el ser “humano” inventó “el interés superior del niño” y se arrogó el derecho de definir en cada caso cual es aunque ello signifique violar el derecho natural de los que dicen “proteger”.

En mi caso, las bestiales juezas francesas (sí, mujeres y madres) entendieron arbitrariamente que el “interés superior del niño” es respetar una ley dictada para otra cosa aunque ello implique separar hijos de su madre de la que nunca se habían separado antes.

Para estas magistradas? los sentimientos y emociones de estos seres tiernos e indefensos no entran dentro de su “interés superior” … porque así lo dicen ellas. Fin de la discusión.

¿No tienen entonces mis hijos el más elemental derecho humano que es el derecho a estar con su madre? Pura hipocresía.

Estas situaciones espantosas que me tocó vivir me hacen pensar que en realidad el ser “humano” aún no llegó a ese estadio de humanidad suficiente como para llamarse así.

Quizás está en camino a serlo, quizás hay muchos que ya lo son, pero son más, infinitamente más, los que se manejan con criterios que desmienten la pretendida inteligencia del hombre – comúnmente llamada “buen sentido” – y en realidad son sólo seres semi-humanos porque si de verdad fueran “humanos” comprenderían que la ley fue hecha para el hombre, no el hombre para la ley.

¿Por qué tengo que estar luchando para que no me separen de mis hijos si no he cometido más falta que dejar a un hombre que me hizo a mí y a Constantino un daño psicológico tremendo que estamos tratando de reparar?

Por eso, los tan mentados “derechos humanos” son en realidad “derechos semi-humanos” porque son usados y manipulados por seres indigestados de egoísmo que se creen dioses y de verdad sólo son una especie de máquinas, solamente ven su propio interés y se desentienden del dolor y la aflicción que crean sus actos contra natura.

Tregua

En respuesta a la demanda que puso JD aquí en Argentina para que la suscrita le “reintegre” los objetos que según él yo le había sustraído ilegalmente (es decir nuestros hijos) la jueza fijó una audiencia justo para el día que llegaba de Francia, el 18 de agosto.

Ese día a la hora de la audiencia caía tanta agua que las calles se convirtieron en canales venecianos y conseguir un taxi era misión casi imposible, pero lo logramos y con mi padre y abogado llegamos al Juzgado.

Estaban los dos abogados de JD, quien llegó más tarde con la valija a cuestas porque vino directamente de Ezeiza. La jueza habló primero con los abogados de él (lo que me dio mala espina), luego con el mío. Yo esperaba en la antesala. Finalmente nos reunimos todos juntos y su señoría nos informó que no iba a recabar ninguna de las pruebas ofrecidas y que iba a fallar utilizando criterios estrictamente jurídicos.

Creo que el mensaje era que iba a hacer lugar a la demanda en mi contra aunque lo adornó con algunas verduritas dialécticas. Porque si iba a fallar sólo en base a papeles quería decir que le daba cero importancia a mi relación con los niños, a su afincamiento en la Argentina, al rechazo del intento de recuperación de JD por vía diplomática y a todo lo que me favorecía.

El defensor de menores, que ya había estado antes a solas con la jueza, propuso entonces que mientras se ventilaba el juicio de divorcio se llegara a un acuerdo para que los chicos pudieran viajar a Francia por quince días en el mes de julio de 2013 y otro tanto a fin de año y mientras tanto se suspendieran las acciones judiciales en la Argentina.

Deliberaciones por aquí, deliberaciones por allá, se terminó firmando un acta de compromiso de que se iba a tratar de llegar a un acuerdo. JD exigió que en el acuerdo yo me comprometa a respetar la decisión judicial que recayera en el juicio de divorcio. No le contesté. Así, de hecho se abrió una tregua y la sentencia quedó en suspenso.

Luego vinieron los días en que JD llevaba a los chicos a su departamento “supervisado” por la asistente social que en realidad le hacía de niñera (a cambio de suculentos honorarios por supuesto).Pasaron bastante rápido, y diez días después regresó a Francia.

Obviamente los chicos se enfermaron, Constantino volvió a las conductas agresivas a tal punto que las llamadas de la escuela eran frecuentes y Claudine no entendía muy bien que estaba pasando pero no se hizo mayor problema.

Antes de todo esto yo le había pedido a la jueza que autorice un examen psicológico de Constantino por personal experto del Hospital Elizalde especializado en maltrato infantil para ver si realmente tenía o no secuelas de los arranques de ira de su padre.

Fui yo, mi madre, mi padre, JD y Constantino a entrevistarnos todos con la psicóloga por turnos. Constantino fue a varias sesiones.

Resultado: la profesional muy sutilmente puso en el informe que mandó al juzgado que si bien Constantino quería mucho a su padre su relación con él no era la mejor y menos sutilmente que recomendaba la permanencia del niño en el actual ámbito familiar.

Como era de esperar los abogados de JD saltaron como leche hervida y faltó poco para que califiquen a la psicóloga especialista y perito oficial de una especie de “manochanta” perdida en las espesas brumas del saber científico que no sabía muy bien que estaba diciendo.

Obvio ese informe fue a parar a las pruebas de mi parte en el juicio de divorcio en Francia, pero con la experiencia que tuve con las juezas anteriores no me hago muchas ilusiones que lo tomen en cuenta.

Ahora estamos en la dulce espera de que se llegue a un acuerdo por dos años y que finalmente podamos viajar con los chicos a Francia, protegidos por ese acuerdo, para que vean a sus abuelos paternos.

Mientras tanto el 19 de diciembre finaliza el plazo para que el juez del divorcio comience a estudiar las pruebas presentadas en el expediente y decida sobre tenencia de los menores, división de bienes y régimen de visitas.

Los niños “objeto”

A veces, entre el vértigo del trabajo, la escasez de dinero y el cuidado de los chicos me queda un ratito y hago una pausa para pensar un poco mas allá de las cosas cotidianas. Entonces paso revista a la situación que estoy viviendo y sus causas. Me pregunto en que medida contribuí a que mi matrimonio naufragara y a que la vida que estaba supuestamente construyendo junto a JD se derrumbara y se transformara en esta especie de vía crucis que me toca transitar con mis dos pequeños ángeles.

Obviamente no soy la esposa perfecta, tengo mis agujeros anímicos, mis berrinches, mis hábitos y mis ocurrencias como cualquier mujer, pero creo haber puesto bastante de mi parte para mantener mi matrimonio en un nivel de tolerancia mutua aceptable.

Ahora bien, tú conoces a un tipo, te gusta, convives con él, te trata bien, te vas a vivir a su país, te casas sin reservas y luego él comienza a cambiar (o a mostrarse como realmente es, no lo sé) y empeora cuando viene el primer hijo. Te persigue con criticas constantes de mala manera, tiene referencias despectivas hacia tu país, establece condiciones rígidas, tiene un mal humor constante y exigencias permanentes con su ropa y la comida como si fueras la sirvienta etc.

Al principio no son muy marcadas, no les das mucha importancia,siempre son “para tu bien”, “para mejorarte”, “porque te tenés que adaptar”, pero conforme pasa el tiempo el acosos convierte en hábito, la agresión se va agravando y comienzas a sentirte alterada, deprimida, tu autoestima se viene al suelo y comienzas a tener miedo hasta de hacer las cosas más sencillas para no molestarlo, tus propios criterios, tus valores, tu pensamiento se ponen borrosos.

La cosa se pone realmente seria cuando el acoso psicológico se extiende al chico y se empiezan a ver las consecuencias en la personalidad y en las conductas de tu hijo. Entonces ¿Qué debes hacer?

¿Reprimirte totalmente, dejar de ser quien eres, soportar en silencio por años la violencia “pasiva” que ejerce tu marido sobre ti, autodestruirte como persona, todo para no romper tu matrimonio?

Y aquí está la trampa. Porque en primer lugar, la conducta de tu marido es cíclica, matiza sus arranques de permanente mal humor con algunos días de supuesta sensibilidad. Luego, como tus familiares y amigos están a miles de kilómetros estás sola con tu alma, y cuando hablas por teléfono con ellos no cuentas nada porque no tiene ninguna utilidad, el único resultado que puedes obtener es trasladarle a tus seres queridos la aflicción que te envuelve y te confunde.

Además él hacia afuera se muestra como otra persona, entonces cuando le dices a alguna amiga circunstancial parte de lo que te pasa te mira sorprendida “JD? Pero si es un caballero, es un divino, cómo te ayuda!.” Pasan los días y cada vez más te debates entre ver como perjudica la personalidad de tu hijo acosándolo y la impotencia de no poder corregir la situación, porque cada intento que haces termina en lo que él busca, una discusión que te deja a la miseria, siempre delante de tus hijos porque sabe cuánto te duele que vean eso, descalificándote frente aellos, creándoles inseguridad y miedos, y preguntándote hasta cuando podrás soportar la situación.

-Si era así, ya era claro que en tu relación con tu marido había rasgos de violencia emocional, una manipulación evidente ¿Porqué te quedaste embarazada de nuevo?- me preguntó mi sicóloga.

No le pude responder. Ahora, a la distancia me doy cuenta de que pasa que a esta altura una ya está medio estúpida y confundida y no razona debidamente. Quizás pensé que con otro hijo las cosas se suavizarían y se podría convivir, no lo sé realmente, no lo tengo claro. Lo que sé es que la noticia del embarazo no trajo ningún cambio de conducta, al contrario, todo se siguió deteriorando, especialmente mi personalidad.

Ahora bien, aún suponiendo que la culpa o la responsabilidad por la ruptura es de ambos por partes iguales, que con mi manera de ser demasiado tolerante yo provoqué que él intentara someterme sicológicamente utilizando a mi hijo. ¿Con quién deben quedarse los chicos pequeños en caso de separación? He aquí la cuestión clave, que trasciende lo jurídico para ingresar en lo sencillamente humano.

El código civil argentino y toda la legislación y la jurisprudencia de familia hasta ahora contestaban con seguridad: con la madre, salvo obviamente causas graves que lo desaconsejen. Es lo que marca la naturaleza, hasta las bestias más salvajes lo respetan, pero nosotros, los seres humanos, en nuestra ilimitada soberbia nos creemos más sabios que ella y en base a tal aspiración de divinidad sancionamos leyes, firmamos tratados y dictamos sentencias que la contradicen con lo cual nos convertimos en seres más bestiales que los mismos animales so pretexto de respeto al “interés superior del niño”. ¿Qué interés mayor puede tener un chico de dos o tres años que estar con la madre? ¿Qué derecho puede ser más prioritario que ése para el niño

Siguen los ataques

Después de unos meses de relativa tranquilidad JD volvió a dar señales de que sigue obsesionado por destruirme, y por extensión, a sus hijos.Su abogado en la Argentina inició acá una acción de “reintegro de hijo” (nombre que suena a “reintegro de cosa”) para volver a intentar arrancar a mis dos pichones de mi lado, llevárselos a Francia y someterlos a su paranoia y a su violencia psicológica.

Por supuesto presentó las dos sentencias que dictaron en mi contra las juezas francesas como fundamento de su exigencia, pero parece ser que en principio no le va a ser tan fácil la cosa, porque cuando intentó sacarme los chicos por medio de la Cancillería argentina en junio de 2010 lo mandaron para atrás, porque para que funcione ese mecanismo administrativo de restitución es imprescindible que el traslado o la retención del o los menores haya sido “ilícito”, ilegal, o sea cuando te escapas con ellos sin autorización del padre.

Y en este caso JD – que tenía el temor de que mi madre lo denunciara por haberla lesionado y eso lo perjudicara en su trabajo – dió la autorización, no sólo para que salga de Francia con ellos sino para que resida en Argentina, ante el Consulado Argentino en París.
Como el pensaba que yo me iba a arrepentir y lo iba a pensar mejor una vez que estuviéramos separados, no tuvo mayor reparo en firmar la autorización de residencia.

Pero las cosas no le salieron como quería, entonces pretendió arrepentirse y después que la Cancillería argentina le rechazó el requerimiento de que los chicos vuelvan a Francia y salió el primer fallo en Francia a su favor fue al Consulado para intentar que anulen la autorización alegando que como es francés “no entendió bien lo que estaba firmando” y cuando le recordaron que se le había informado claramente en español (idioma que el maneja perfectamente) y en francés los alcances de la autorización de residencia permanente, se enojó y pretendió apretar al Cónsul argentino diciendo que “lo habían engañado”, por supuesto sin resultado alguno,imagínense.

Por eso ahora su abogado apareció con los dos fallos exigiendo que la justicia argentina ordene el regreso de mis hijos a Francia.
Como había que responder a esa exigencia además de lo que me dijo mi abogado me puse a investigar por mi cuenta y lo que descubrí me puso los pelos de punta.

Resulta que leí varios casos de este tipo (aunque ninguno era exactamente igual al mío) pero lo que me dejó helada fue lo que escribían los ministros de la Corte ARGENTINA en sus sentencias (en todas ordenaban el regreso de los niños con el padre).
Después de leer los fallos lo único que se me ocurrió preguntarme es si estos ministros habrán tenido madre, y si la tuvieron, qué problema tan psicológico tan profundo habrán tenido con ella para menospreciar de tal manera el significado de la madre para un hijo. Se me vino a la cabeza el caso de los hermanos Schoklender que mataron a su madre (y a su padre).

Por ejemplo, dicen que en la actualidad para los niños ya el padre y la madre son lo mismo en cuanto al afecto de los hijos, y que el padre varón está perfectamente capacitado para criar solo a sus hijos pequeños aunque no esté la madre.

Además dicen que no importa mucho si los chicos necesitan a su madre, que la ley dice que deben volver al lugar de donde salieron aunque eso signifique separarlos de la mamá y eso es lo realmente importante pára “el interés superior de los niños”

Pero más feroz es lo que dicen los “peritos sicólogos” que les voy a contar en la próxima entrada porque el mundo se tiene que enterar como la “ciencia” sicológica y juridica nos está volviendo cada vez más inhumanos que las mismas bestias.

Después leí los tratados firmados por la Argentina con otros países, entre ellos Francia, y mi desazón aumentó, porque jamás pensé que podría exisir gente con tamaño desprecio por el rol de la madre en la consistencia emocional y en la formación de los hijos.

En mi página de Facebook colgué la historia de otra que salió huyendo con sus hijos de la violencia del marido.

La lucha continúa

Me quedé sin trabajo y haciendo malabares para poder atender las necesidades familiares por lo que me pasaba mandando curriculums y buscando en los diarios por lo que terminaba el día hecha bolsa y sin ganas de nada.

Felizmente ahora estoy de nuevo con trabajo aunque no hay plata que alcance, pero por lo menos mejoré mi autoestima y mis expectativas económicas en un contexto que pinta cada día mas feo.

JD volvió a venir en febrero y tuvimos una nueva reunión en el despacho del defensor de menores para acordar las condiciones de la visita con supervisión de la asistente social.

Esta vez se convino en que podía llevar los chicos a su departamento varias horas por día con la presencia de la asistente.Todo transcurrió con relativa normalidad salvo que desde el primer día los chicos llegaban anímicamente deprimidos, asustados, inquietos.

Constantino y Claudine, luego de más de una semana encerrados en un departamento, se negaron a que ponga en la mochila sus piyamas, incluso ayer Constantino no quiso salir a menos que dejara la mochila y pusiera los juguetes para ir a la plaza. Específicamente me dijo “yo no quiero dormir con mi papá, quiero jugar! ”

Desde el primer día que durmieron la siesta con él, y se despertaron sin la presencia de la asistente social, tenían miedo de acostarse, lloraban insoportablemente.
Constantino hizo una barricada para que no lo encuentren en su “escondite secreto”, algo que hacía en Francia cuando el padre lo aterrorizaba y no lo habia hecho desde entonces. Cada noche Claudine se escondía atrás de un sillón haciéndose un bollito.

Constantino se refería a la asistente no por su nombre, sino como “la señora que hace que papá no se enoje”, lo cual me hace estar segura del comportamiento agresivo del padre cuando ella no estaba presente.

El primer dia de clases, el padre alzó a Claudine en el aula pese a que ella le habia dicho que no quería, y de que gritaba como una marrana que la baje. Cuando le sugeri que vaya suavemente, el padre me dijo “¡Callate la boca!”, delante de todos y sin mostrar un mínimo de respeto.

Durante la estadía del padre perdieron más de un kilo cada uno, lo que es mucho según la pediatra.

Al tercer dia, los chicos me pidieron que ponga comida en la mochila porque el padre no les daba de comer. En realidad lo que pasaba era que en mi casa comen a toda hora, y el señorito francés sólo le daba las comidas tradicionales porque así se estila en Francia.

Cuando relaté esto a la psicóloga que me asiste en el Instituto me dijo sin dudar que estas actitudes de los niños no son compatibles con una relación normal del padre con los niños.

Después de la ida del padre a Francia tuvimos con mi madre como veinte días de lucha para recomponer el estado anímico de los chicos que quedaron sumamente alterados por la visita. Se volvieron agresivos, lloraban todo el día y por cualquier cosa y la hora de acostarse era un suplicio.En fin.

Luego seguimos con los trámites del divorcio, actualmente se sigue tramitando en Francia así que no tengo expectativa alguna de que salga una resolución que me favorezca, pero igual voy a pelear por mis hijos hasta el último aliento, porque después de esas extrañas muestras de desvíos sexuales de JD que ya mencioné antes, y que voy a describir ante los jueces si es necesario, no me puedo quedar tranquila a esperar que abuse de los niños.

Puede ser que ahora con la salida del troglodita de Sarkozy algo cambie en Francia y se llegue a una solución razonable, pero si no es así tendré que luchar en la justicia argentina para proteger a mis hijos de la brutalidad francesa.

Extorsión a la francesa

Y salió nomás la sentencia del Tribunal de Apelación de París sin sorpresas: confirmó todas las barbaridades de la jueza de primera instancia con algunos matices y agregados … de terror.

Obviamente no esperaba otra cosa desde que como dije en un principio no se trata de los jueces sino de la política demográfica del estado francés en la que las razones humanitarias directamente “no están entre sus prioridades.” Como para los ingleses SU LEY está por sobre la “obligación moral” de devolver a sus propietarios legales polacos ciertas obras pictóricas que están actualmente en el Museo Británico, robadas primero por los nazis y luego por ellos. Hago lo que quiero porque puedo hacerlo y las obligaciones “morales” me importan un comino.

En defensa de los jueces franceses vale decir que simplemente siguen la línea que bajan desde el gobierno conservador con muy poco margen de discrecionalidad y la razón es muy simple y fácilmente entendible: la pirámide demográfica ya se convirtió en un rectángulo y los vampiros viejos, entre ellos legisladores, jueces y funcionarios que están próximos a jubilarse necesitan desesperadamente sangre joven porque sus períodos jubilatorios ya alcanzan en promedio … los 35 años!. ¿Quien pagaría sus haberes durante tanto tiempo si los jóvenes se mandaran a mudar a producir a otros países? ¿Quien pagaría sus viajes de placer, sus horas de ocio y sus veleidades?

Los viejos en Francia son ya un ancla insoportable no sólo para la economía nacional sino también para sus familiares, por eso se saben varios casos de ancianos abandonados por sus parientes en las estaciones de servicio sin documentos ni dinero.

Las tres juezas del Tribunal que firmaron este fallo contra natura superan los 70 años, es decir que están naturalmente inclinadas a asegurarse de que a la hora de la jugosa jubilación que van a recibir no haya recortes por falta aporte de sangre joven mucho menos ahora que Francia ha entrado en una crisis económica de una magnitud insospechada en gran parte debido al desfase de la ecuación previsional que derivó en un endeudamiento importante para poder seguir sosteniendo el sistema.

Tienen que asegurar en consecuencia que los niños que nacen en Francia se queden en Francia así tengan que contradecir toda noción de humanitarismo e incluso o derecho… y no les tiembla la mano porque les va su vida y la de sus descendientes en esta circunstancia.

Por eso repito: no te cases en Francia, y mucho menos tengas hijos ahí porque es una cuestión de subsistencia y aunque al principio no lo sepas desde el vamos tu vida estará arruinada y supeditada a la prepotencia de tu marido, que no tardará en aparecer porque el muy cobarde sabe que detrás de él está el decadente estado Francés con todos sus recursos para someterte y convertirte en un mero vientre como si fueras una vaca de cría.

Las mas grandes humillaciones y agravios a que te someta tu marido serán avaladas por los jueces (o sea por la fuerza) porque lo que les importa es que la sangre nueva no se les escape no las penurias que tú puedas pasar en tu matrimonio.

La extorsión detrás de las palabras

Quizás lo que digo le parezca a algunos una exageración porque en general uno está acostumbrado a mirar solamente lo más próximo, en este caso las cosas que pasan dentro de la relación matrimonial, y lo monstruoso y primitivo del sistema francés no es fácil de visualizar para quienes viven encerrados en sus dramas personales. Posiblemente yo tampoco me hubiera dado cuenta de esta aberración si no hubiera sido que la decisión de que tomé de cortar con el vampiro de mi marido fue como tirar una piedra al nido de vampiros que salieron todos como flechas a defender su sistema de provisión de sangre joven.

Como dije antes, en la audiencia de apelación (a la que no pude ir ante el peligro de que mi marido pidiera mi detención) el muy taimado se puso a lloriquear y mentir delante del Tribunal actuando el papel de un padre preocupado por sus hijos (repito, nunca mandó un peso para alimentación o vestido) que sólo vino cimco veces en dos años a la Argentina porque le producía “mucho dolor” no poder estar a solas con ellos y otras mariconeadas por el estilo. Si los hijos vivían, estaban enfermos o en la miseria no le producía “mucho dolor”, lo que por lo visto le producía mucho dolor era poner la mano en el bolsillo.

Las juezas del Tribunal de apelación afirman sin ruborizarse que la autorización de residencia permanente firmada ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina (que era la clave para resolver la cuestión) es un papelucho sin mayor valor para el estado francés ya que simplemente es “una autorización “para residir en la Argentina” que no establece un “consentimiento a su instalación definitiva en Argentina, sino simplemente el acuerdo del padre para que su esposa y sus hijos pueden permanecer por largos períodos de tiempo en la Argentina.” (sic) O sea … Ustedes entienden eso? ¿Cuanto es largo tiempo? ¿Un año, cinco, veinte? ¿Porqué tienen que volver los chicos a Francia si el padre autorizó a que vivan por “largos períodos de tiempo” en la Argentina?

La pirueta semántica que hacen estas tres dependientes del Estado francés para eludir una prueba que las obligaría a fallar en sentido contrario sería francamente ridícula digna de Moliere si no fuera por el grave perjuicio que le causan a dos inocentes y a su madre poniéndolos a tiro de la sed de venganza de un neurótico desaforado.

Es decir, que hacen una interpretación del significado y alcance de un documento argentino sin tener en cuenta para nada el que le da el estado argentino, en una muestra de desprecio por los mecanismos “sudacas” de migración de personas. Lo que dice el documento argentino les importa un cuerno, lo que importa es lo que dice el que lo firmó con la mano y lo borró con lágrimas.

Como se hace una extorsión legal.

El segundo punto de este monumento al absurdo con que las tres juezas cumplen las directivas del estado francés de recuperar a cualquier costo la sangre nueva sin el menor viso de humanidad (en rigor de verdad no son humanos, son vampiros energéticos) es la parte que dice que “Las circunstancias específicas relativas a esta situación, con una familia que estaba establecida regularmente en Francia, con padres donde sus cualidades educativas no están cuestionadas, ni para uno ni para el otro, pero con una madre que reclama hoy su derecho a establecer su residencia en Argentina, derecho que no puede ser impugnado a título personal, impone, necesariamente, el regreso a Francia de la madre y de los hijos, de modo a que la solución más adecuada pueda ser buscada, en concertación entre los dos padres, en el marco de un debate a “armas iguales” entre ellos.”

La hipocresía es asqueante: mi derecho a vivir en la Argentina “no puede ser impugnado a título personal”. Es decir, “me importa un bledo que tú te quedes a vivir en tu país, sudaca de mierda, lo que me importa es que me devuelvas la sangre que me pertenece aunque eso destruya moral y emocionalmente a tus hijos y a ti”. Eso es lo que en realidad dice esta frase. Y para más horror menciona muy de paso “el interés superior de los niños”. No, señoras juezas, ustedes no defienden el interés superior de los niños, defienden el interés superior de su estado vampiro. Debería tener el coraje de decirlo y seria más digerible.

Pegunta tonta: ¿Que necesidad hay de que los niños que viven en la Argentina desde hace dos años vuelvan a Francia como si fueran una mercadería para lograr una “concertación entre los dos padres”? ¿Porqué no se puede hacer ese debate en la Argentina? O de última, porque no puede ser en Francia solamente entre ambos padres? Respuesta más tonta: porque los niños tienen que volver a Francia para nunca más volver a la Argentina. ¿Porqué? porque así lo ordena el dueño de los niños, el estado francés … manejado hoy por los conservadores.

Ahí está la extorsión judicial que pretende ser disimulada: según el fallo la reunión tiene que ser con los niños y en Francia porque tiene que ser en un marco de “armas iguales” entre ambos esposos. ¿A que “armas” se refieren estas magistradas? Veamos.

Supongamos que yo, la madre, cumpliendo esta torcida orden judicial vuelvo a Francia para el “debate de concertación” con JD. Tengo que dejar mi empleo en Argentina (que me costó un Perú conseguir), gastar un dinero que se resta del que aplico al mantenimiento de mis hijos e irme con una mano atrás y otra adelante a un país que tiene un desempleo galopante y ser una desempleada más con la expectativa de que el estado francés se digne darme un subsidio (que me va a negar por haber desobedecido una orden judicial), dedicarme a limpiar casas u otro empleo denigrante (teniendo un master en La Sorbona al que pienso renunciar porque ya se ve que no vale ni cinco), separarme de mis hijos para que vayan a la casa del padre a ser maltratados y alojarme en una pensión de mala muerte para verlos algunas horas por día. Sin amigos, sin parientes, sin conocidos, estrictamente hablando, una paria.

En cambio JD está empleado en France Telecom, tiene un gran sueldo, tiene casa, goza de todas las prerrogativas que le da el status francés, tiene dinero ahorrado de lo que no mandó durante dos años para mantener a sus hijos, tiene amigos, parientes, compañeros de trabajo, influencia de sus jefes en Telecom etc.

¿Donde está la “igualdad de armas” que dicen esta juezas? ¿No roza la estupidez esta expresión? ¿Que creen que va a hacer un tipo soberbio sediento de venganza al que no le importa para nada la relación de dos niños pequeños con su madre con todas esas ventajas a su favor? ¿Qué es lo que va a “concertar” sabiendo que tiene todo el poder? ¿Esta es la igualdad “a la francesa”? Liberté, igualité, fraternité ¿No eran el lema de su famosa revolución?

Realmente estos fallos tan brutales de la justicia francesa son los que hicieron decir sobre ellos al jurista suizo Ernest Rouguin que son “un ejemplo típico de la inflexibilidad bárbara con que los hombres de ley se complacen en asombrar al público.”

Otra más

Por si todas estas atrocidades disfrazadas de sentencia judicial fueran pocas, además me aplican una multa de mil euros por haber osado apelar la brutal medida cautelar de la jueza de primera instancia.O sea, en Francia no existe el derecho a la segunda instancia previsto en tratados internacionales firmados por ese país. Si molestas a la Corte de apelaciones – aunque sea con razón – tienes que pagar una multa si pierdes.
Más aún, dicen que debí haber renunciado a la asignación mensual de 250 euros que fijó a mi favor la jueza de primera instancia. Y no dice nada de la obligación alimentaria de JD reconocida internacionalmente que no cumplió durante dos años!

Y aquí denuncio públicamente: Francia no cumple los tratados internacionales sobre obligación alimentaria. Pone tantas trabas para que sus ciudadanos paguen el mantenimiento de sus hijos en el extranjero que no vale la pena el intento. Por eso JD nunca se molestó en mandar cinco centavos.

Para quienes se preguntan donde está la extorsión: está detrás de las palabras de la juezas que es terminante: “¡Vuelve a Francia con tus hijos a ser maltratados tú y ellos por el padre porque cometiste el error de casarte y tenerlos aquí o vive en otro país con la espada de Damocles sobre tu cabeza!”

Cada paso que doy en este drama aparece una nueva y horrible faceta de prepotencia, arbitrariedad, inhumanidad y desprecio de ese país que tanta gente cree desarrollado. Razón de más para no entregarles sin luchar mis hijos para que los conviertan en seres autómatas, depresivos, amargados, avaros y acomplejados.

Porque mis niños son franceses por haber nacido en ese suelo pero también llevan sangre argentina, son argentinos, y espero que mi Patria se pare frente a la prepotencia francesa con todas las armas legales y diplomáticas como lo está haciendo con Gran Bretaña, para impedir que mis hijos sean llevados a la fuerza a una tierra que ya le es extraña y donde los valores humanos que reconocemos aquí, la familia, el amor recíproco de padres e hijos, la amistad y la solidaridad no tienen valor alguno frente a la brutalidad de una supuesta justicia que sólo busca mantener un colonialismo decadente, pervertido y prepotente.

Colonialismo que sigue el criterio del juez inglés Andrew Morrit, quien prohibió que el Museo Británico restituya a sus herederos legítimos (y dueños), polacos, valiosos dibujos robados primero por los nazis y luego por los ingleses, argumentando que la leyes del Parlamento Inglés tienen prioridad sobre la “obligación moral” de devolver las obras robadas a sus propietarios legales. Hago lo que quiero porque puedo hacerlo y las obligaciones me importan un comino.

Ese es el “mundo civilizado”. Aquí en varios fallos la Corte puso “los tratados internacionales”sobre los derechos de los menores a vivir con su madre . O sea, exactamente lo contrario. Respetamos a quienes no nos respetan.

Espero que en el futuro esto cambie y volvamos a ser lo que fuimos repudiando toda forma de colonialismo como este “colonialismo familiar” que pretenden imponer en mi caso los jueces franceses.

La visita de octubre

Para la inmadurez de JD este drama en realidad es un juego de ingenio, un juego truculento que podría llamarse “recuperación de objetos” en el cual él se ve desplegando “estrategias” para forzar al oponente a entregar los “objetos”.

En efecto, el no quiere “recuperar” a los niños por razones afectivas (sabe que se van a criar con maestras y niñeras) sino para ganar el fantasioso juego que su mente enferma creó, obligarme a retornar a Francia a sufrir sus vejaciones con tal de no separarme de mis hijos y así someterme a una especie de tortura china cortando mi espíritu con un tajito de navaja de afeitar cada día en cada centímetro de mi alma, lejos de mi familia, de mis amigos y de mi país, en suma, en la más absoluta soledad e indefensión. En ese estado me quiere.

En el marco de sus estúpidas “estrategias” JD se cayó de sorpresa el 1° de octubre de este año para crear perturbaciones que le sirvan para decir que yo no le dejo ver a sus hijos, pero previendo estas perradas “sorpresivas” , yo ya había pedido a la justicia la asistencia de una trabajadora social para que supervise sus entrevistas con los chicos fuera de mi casa porque en la anterior ya había visto que los maltrataba en mis narices como era su costumbre en Francia y no pensaba repetir la experiencia.

En el marco de esa “estrategia” y viendo que se le pinchó la movida de hacer lío, se vio forzado a portarse todo el tiempo frente a la asistente social, como un padre encantador y preocupadísimo por sus hijos (está tan preocupado a punto tal que nunca pone un euro para la escuela, ni para el médico, ni para la ropa ni para la comida) que quiere saber todo acerca de ellos y “disfrutarlos” lo más posible.

Asi se compró a la trabajadora social y ésta presentó en el juzgado un informe (que nadie había pedido) diciendo más o menos que yo había estado exagerando acerca de la personalidad de JD y de su violencia y que era reticente a dejar que se viera con sus hijos. A esa conclusión arribó mágicamente en sólo cinco o seis días de trato, superando ampliamente a todos los psicólogos del mundo que a veces necesitan meses para empezar a conocer a un psicópata. Algo ciertamente sospechoso.

Por supuesto que presenté un escrito en el juzgado rebatiendo todos y cada cada uno de los puntos que había puesto la trabajadora social en su informe porque sin duda la intención era usarlo para demostrar en Francia que JD es un buen tipo y yo la jodida que le obstaculizo la relación con sus hijos. Porque justo en el momento en que la asistente social entregó su “informe” se estaban entregando documentos en el juicio de divorcio de fondo en Francia. Por suerte, no les dio el tiempo.

Después que JD se fue de vuelta en octubre y ante el fracaso de su “estrategia” de ablande con la extraña complicidad del consulado francés su abogada me ofreció convertir el divorcio contencioso “por falta” que él inició en Francia en uno de otro tipo, que viene a ser como de mutuo acuerdo (pero sólo respecto de la voluntad de ambos de no vivir más en matrimonio, no sobre las demás cuestiones) a lo que yo le contesté que quería un acuerdo extrajudicial y global sobre tenencia de hijos, liquidación de la sociedad y régimen de visitas . No hubo respuesta.

Entre tanto, el trámite de la apelación seguía su curso, se presentaron todos los documentos ante el Tribunal y la audiencia para escuchar a las partes quedó fijada para el 8 de diciembre. (Aquí feriado pero allá no).

En la próxima entrada el relato de lo que sucedió allí.

La reunión en la Defensoría

Por si alguna duda quedaba de que el propio estado francés estaba operando para llevarse de vuelta a mis hijos, un espisodio lo confirmó. El 5 de octubre de 2011 tuvimos una reunión, pedida por el consulado de Francia al Defensor de Menores argentino que interviene en el caso. En realidad no se entendía muy bien cuales eran los motivos del consulado para esta solicitud siendo que se trata de una cuestión de derecho privado. La excusa formal era que estando en juego derechos de ciudadanos franceses es misión del consulado interiorizarse de la situación y tratar de arribar a una solución “amigable”.

En realidad el objeto era presionarme y amedrentarme para lograr un régimen de visitas que permitiera a los chicos viajar a Francia (y retenerlos), como quedó demostrado a lo largo de las deliberaciones que duraron como tres horas.

Estuvimos: el Defensor, sus asistentes, una asistente social que yo había pedido para que supervise las visitas, JD, sus dos abogados, yo, mi abogado, la vicecónsul de Francia, una ex-jueza que trajo como asesora especialmente desde Francia para esta reunión y una traductora.

Todo el tiempo la ex-jueza que habían traido estuvo intentando demostrar solapadamente que yo había secuestrado a mis hijos e incluso quiso empezar una especie de interrogatorio conmigo para ese fin pero mi abogado la paró en seco. En otro momento afirmó que la aberrante sentencia de la jueza de Creteil estaba firme porque no había sido apelada y consecuentemente yo estaba obligada a devolver a los chicos a Francia.

Eso lo dijo porque la “astuta” de la abogada que representa a JD en Francia pidió a la Corte un certificado de que no había habido apelación al mes de noviembre de 2010, lo que por supuesto la Corte le expidió porque aún no habíamos apelado dado que legalmente el plazo vencía en realidad en enero de 2011. Así juegan ellos.

Ese certificado fue presentado aquí maliciosamente en el juicio de reintegro que inició JD en la Argentina (gastando fortunas mientras no manda un peso para sus hijos) por sus abogados.

Entonces el Defensor le pidió a los abogados que le hicieran llegar una certificación actualizada … que nunca llegó.

Ahí quedó claro que la ex-jueza y asesora fue de mala fe a presionar con la finalidad de “ablandarme” para que yo accediera a dejar que los chicos viajen con el padre a Francia “por quince días para que vean a sus abuelos paternos”. Y que además el consulado francés estaba en connivencia con JD y sus abogados para impresionar al Defensor de que yo había traido ilegalmente a mis hijos a la Argentina. Si no fuera así ¿Cómo sabía la ex-jueza del certificado de no apelación? ¿Como estaba tan enterada de los pormenores de la disputa?

Si hasta dijo que la autorización que había firmado JD de en el consulado argentino en París de residencia permanente “no tenía valor jurídico”. (?)

En toda la audiencia campeó un clima de condescendencia y menosprecio hacia nosotros por parte de los funcionarios franceses y JD se mandó un alegato y hasta lloró como buen maricón, aunque al mismo tiempo confesó que había golpeado a mi madre “porque ella no le quería entregar su hija”. Pero asegura “que no es violento”. ¿Como se llama eso?

Además también confesó que me había denunciado penalmente por secuestro ¡De mis hijos! pero que después retiró la denuncia, lo cual es mentira porque las denuncias no se retiran. O sea que si piso Francia me hace meter presa.

Dicen los psiquiatras que es muy difícil detectar a un psicópata porque en primer lugar se autoconvence él mismo de la realidad de sus elucubraciones irracionales y en segundo lugar tiene una habilidad especial para hacerse la víctima y lograr el objetivo de conmover al auditorio.

Él estuvo todo el tiempo nervioso, malhumorado y visiblemente incómodo especialmente cuando se dio cuenta de que la maniobra iba al fracaso. En un momento el Defensor me preguntó si yo accedería a hacer un acuerdo que permitiera que los chicos viajen con el padre a Francia y le contesté sin dudar que si, pero condicionado al examen psicológico de él. Entonces le preguntó a JD si estaba dispuesto y el contestó medio con evasivas que si. Pero sus abogados se opusieron con el argumento de que era reconocer que tenía algún problema psicológico estando un juicio de divorcio en trámite. ¡Y es que lo tiene!

Finalmente el defensor dijo que hacer un acuerdo de un régimen de visitas amplio con viajes a Francia era posible, siempre que fuera homologado por la justicia argentina y la francesa, con lo que se terminó la discusión porque de hecho ello hubiera sido reconocer en algún modo la jurisdicción argentina en cuanto a la tenencia de los chicos lo que no era la idea.

En suma, un episodio desagradable e inútil que no aportó absolutamente nada a la solución de este drama en el que los principales afectados son los chicos. Es de verdad desalentador ver como la resistencia de JD a admitir que el matrimonio se terminó y su obsesión por “ganarme” la partida ( como si los chicos fueran un objeto) impide cualquier intento de acuerdo razonable que preserve el afecto y la estabilidad emocional de los chicos mediante un régimen de visitas amplio. Mi temor es que el odio que manifiesta hacia mi lo termine descargando en mis hijos.

La apelación

Primero me “notificaron” la sentencia por medio de una carta certificada, pero luego se dieron cuenta de que no era el medio apropiado y tramitaron la notificación por medio de un exhorto como corresponde. Por mi parte naturalmente despedí a la primera abogada por ineficiente y contraté otra que presentó la apelación por medio de un experto (que allá se llama “abué”) ante el Tribunal de Apelaciones estando próxima la fecha de la audiencia para resolver que es el 5 de diciembre de este año 2012.

Paralelamente, en julio de 2010 JD intentó llevarse de nuevo a los niños a Francia por medio de un procedimiento diplomático basado en el Convenio Internacional de la Haya sobre sustracción de menores que se tramita por medio de las Cancillerías francesa y argentina. Las autoridades Argentinas rechazaron de plano la pretensión la primera vez porque era absurdo que habiendo firmado una autorización de residencia permanente adujera que yo había sustraido ilícitamente a los niños.

Luego, cuando salió la sentencia que he relatado en las entradas anteriores, volvió a la carga con el mismo procedimiento y la Cancillería argentina, para mi orgullo nacional, le volvió a rechazar de plano la demanda indicándole que debía dirigirse a las autoridades judiciales. cosa que hizo mintiendo descaradamente por consejo de su nueva abogada. Se consiguieron una certificación de que yo no había apelado la sentencia basándose en la certificación por correo que era inválida y contrató abogados argentinos que la presentaron ante la Justicia como justificativo de que la guarda de los chicos le correspondía porque la sentencia estaba firme.

Mientras tanto JD además de denunciarme penalmente por secuestro presentó en París una demanda de divorcio en la que pide: que me saquen mis hijos, que no me den ni un peso de la división de bienes gananciales y además que le pague 30 mil euros por daño moral, o sea que la intención es usar a la justicia francesa para convertirme en una pordiosera, ¡A mi, la madre de sus hijos!

La maldad que emerge de la demanda es repugnante al más elemental sentido de humanidad, pero no me extraña en lo más mínimo porque estas circunstancias han sacado a la luz la verdadera personalidad de JD, toda la basura acunulada en su alma y en su psiquis. Su pequeño orgullo ha quedado tan herido que su deseo de venganza no tiene pudor alguno. A mi jamás se me hubiera ocurrido tal cosa porque mas allá de nuestras diferencias es el padre de mis hijos y me dolería que lo vieran en esas condiciones, pero, yo soy sudaca y él del primer mundo.

Por supuesto, todo lo hizo aconsejado por una abogada que funge de especialista en recuperación internacional de hijos y que le cobra una fortuna. Aquí cabe señalar una cosa que pinta de cuerpo entero el supuesto “amor” que siente por sus hijos y que le impulsa a arrebatármelos a como dé lugar, mintiendo, presionando y amenazando. Cuando acordamos que yo me quedaba en la Argentina con los chicos JD exigió que Constantino fuera a una escuela francesa, por eso los inscribí en el Instituto Jean Mermoz que quedaba en Belgrano a centenares de cuadras de mi residencia.

Constantino tenía todos los días tres horas de viaje en combi para satisfacer la exigencia del padre. Y eran tres horas cuando no había cortes de calles. El costo era de $ 2.500 mensuales, en ese momento 500 euros. JD mandó el dinero para pagar en marzo y abril, pero desde que salió la sentencia en mayo nunca más mandó un solo peso para la salud, la educación el vestido o la alimentación de sus queridos hijos!! ¿La razón? Que no mandar dinero era legal porque así lo había resuelto la justicia francesa, o sea, condenó a sus amados hijos a comer la sentencia de la Jueza de Creteil, com mayonesa a salsa golf o como quisieran.

Un padre ejemplar, que lleva gastados mas de 50 mil euros en juicios y abogados para castigarme pero no mandó uno solo ¡Un solo euro! para la mantención de sus hijos en dos años. Le importa un bledo que estén sanos, que coman, que se eduquen o se vistan, cuando viene de visita trae de regalo: libritos para leerles a los chicos y cuando los saca a pasear les da de comer: sandwiches de MORTADELA. Así como leen queridos lectores. Propiamente un miserable de ley.

La razones de la jueza (II)

Insisto en que no es mi pretensión pasar por una eminencia literaria ni mucho menos, sino prender una luz de alerta para las que estén por casarse con varones franceses sin saber cosas que les pueden arruinar la vida si el matrimonio no funciona. Que con el paso de los años y la venida de los hijos tu marido se convierta en un energúmeno manipulador, violento y autoritario no es una fatalidad pero sin una fuerte probabilidad dado que la misma cultura francesa lo incita a eso. Si ocurre, el Estado francés te obliga a seguir viviendo en Francia y aguantándolo aún a costa de perder tu propia personalidad so pena de que te separen de tus hijos.

Siguiendo con el fallo, la jueza de Creteil, que en la audiencia me trataba despectivamente como si hubiera ido a molestarla con una cuestión desubicada (“esta sudaca de mierda que me viene a joder con su ocurrencia de llevarse nuestros niños nada menos que a la Argentina”), coronó su posición con estas afirmaciones en la sentencia: “El intercambio de correo entre los esposos confirma unicamente los problemas de comunicación entre ellos y el reconocimiento del Sr G de que se deja llevar por su carácter (las violencias físicas no son ni reconocidas ni establecidas) relacionado a un trabajo excesivo y a su voluntad de corregirlo.” Claro, hay que esperar que te mate a palos para invocar violencia física. La crueldad mental y la violencia psicológica no corren.

En suma, la confesión de la violencia de mi marido no significa nada para la jueza que considera que un trabajo excesivo la justifica y que es suficiente su supuesta “voluntad de corregirla” a futuro. Debo aclarar que este criterio no es sólo de esta jueza, es parte de la cultura francesa marcadamente machista. El caso Strauss-Kahn lo dejó bien en claro. Chantal Jouanno, ministra francesa de Deportes (y excampeona de karate), dice que cuando va a la Asamblea Nacional viste pantalones en lugar de faldas para evitar miradas y comentarios machistas de los diputados.

El caso de Strauss-Kahn mostró “el problema de dependencia y de situación de jerarquía o de poder de un hombre sobre una mujer”, declaró la diputada oficialista Chantal Brunel, relatora del observatorio francés sobre igualdad de género.

Justamente el motivo de mi decisión de terminar el matrimonio fue que después de varios años de soportar verdaderas vejaciones morales con la esperanza de reconstituir la pareja llegué a la convicción de que mi marido no tenía la menor intención de cambiar su conducta conmigo, y por el contrario se dirigía peligrosamente a aumentar el grado de violencia. Y ahora tenía a mis hijos como posibles víctimas. ¿Debe una madre esperar que se produzcan episodios de violencia que sabe que se van a producir antes de tomar medidas drásticas?

Pero para la jueza de Creteil esa violencia era sólo producto circunstancial del “exceso de trabajo.” Y cree a pies juntillas, sin prueba alguna, que él se va a reformar. En otras palabras, en Francia hay que tolerar golpes y agresiones de todo tipo del varón por las “presiones del trabajo”.

En cambio, en lo que a mi respecta todo es negativo en la visión de la magistrada. “La Sra C. (o sea yo) demuestra una cierta inmadurez y no parece tener conciencia del costo financiero que implica el ejercicio regular de un derecho de visita y albergue en argentina y parece sorprendida de escuchar esto en la audiencia, invocando su futuro salario de 1200 euros (que por otro lado no esta justificado) que ella podrá traer “regularmente” sus hijos para que vean al padre. Finalmente, la edad de Claudia no constituye un obstáculo a que la custodia sea confiada a su padre, y sobre todo que en su documento 38, la Sra. Carbone indica que la hija puede comenzar a comer a partir del 2 de abril.”

Comentar esta barrabasada de la jueza puede resultar muy largo y aburrido. ¿Cuando estudió psicología para determinar “una cierta inmadurez”? ¿En que pericia se basó? ¿Como sabe cuales son mis recursos financieros? Bueno, no es necesario abundar mucho en la cuestión. Pero lo más indignante viene a continuación. Dice que yo tenía la obligación de avisarle con tiempo al padre que me iba a vivir a la Argentina y que no lo hice.

Según el Código Civil francés “En caso de desacuerdo, el padre el mas diligente se dirige al juez de asuntos familiares que estatuye según lo que exige el interes del niño”

“Todo lo contrario, la Sra C. – dice esta jueza – no se dirigió al juez de asuntos familiares más que después de su partida. Ella no ha tenido en cuenta el derecho del padre de mantener los vínculos con sus hijos poniendo al Sr G. delante del hecho consumado. Ella no demostró la urgencia que había para ella de irse del territorio francés cuando no había ningún acuerdo entre ella y el Sr G sobre esta cuestión”

¿Porqué tenia que dirigirme al juez de asuntos familiares si no había desacuerdo? ¿Que padre firma una autorización de residencia permanente en otro país si no hay acuerdo con la madre? Claro que como ella no le dio ningún valor a esta declaración del padre a pesar de haber sido presentada formalmente dijo que no hubo acuerdo, pero eso no es la verdad, es la excusa de la jueza para retener a los chicos en Francia siguiendo la línea que le bajan desde el poder político, y ésta es la realidad. Mi marido es ingeniero electrónico, master en arquitectura de redes y alto ejecutivo de Telecom France, ¿No sabía lo que estaba firmando? ¿Que le está pasando a la universidad francesa que larga estos mogólicos?

En fin, estas son las razones más sustanciales que dio la jueza de la sala 6 D del Tribunal de Grande Instancia de Creteil (París) para quitarme a mis hijos de tres años y seis meses de edad.

Para terminar esta parte quiero referirme a un interesante comentario de un tal Chajá (que debe ser del campo por el seudónimo que empleó, dado que el chajá es un ave oriunda de la Argentina que originó un conocido refrán. “Ese tipo es pura pluma como el chajá” porque parece grande pero es porque tiene un plumaje muy espeso, en realidad es como un pollo)

Dice este eñor (ue debe ser abogado) que no sé nada de derecho. Para información de quienes me siguen soy licenciada en Ciencia Política (UBA) y tengo un master (allí se llama DESS) en Políticas Públicas de La Sorbona con categoría de jurista. Es cierto que ésto se refiere al Derecho Internacional Público y no al privado, pero lamento decepcionar al Sr. Chajá respecto de mis conocimientos de derecho.

Pero lo importante es lo que dice tratándome de estúpida a mí y a todas las mujeres que se enamoran de sujetos a los que según su mentalidad se le debería de pedir el pasaporte antes de enamorarse para ver de que país son y después decidir. Ese no es el caso, cuando una se enamora generalmente le importa un comino de donde es el varón y ése es precisamente el objeto de este blog.

Enamórense a muerte pero no resignen su personalidad jamás, sólo tengan la precaución de casarse y tener hijos en SU PAIS. Aquí en la Argentina, por ejemplo, aunque parezca mentira estamos mucho más adelantados, a años luz de distancia de Francia en materia de legislación de familia. SI le hubiera hecho caso a mi madre, otra sería la situación para mi. Ahora tengo que enfrentar no sólo a un energúmeno que no sólo no manda un peso para mantener a sus hijos sino que encima se hace el preocupado y sigue cobrando los beneficios del sistema francés como si los chicos estuvieran en Francia, también tengo que enfrentar al Estado francés al que el tipo le interesa un bledo pero sí que los niños vuelvan a aportar su sangre a la patria francesa que envejece irremediablemente. El interés superior de los niños y sus sentimientos son para ellos meras palabras vacías de contenido: lo importante es SU política demográfica aunque eso signifique olvidarse de patrones mínimos de humanidad.